Federico X está de baja desde hace 9 meses por un intenso dolor de espalda. Hace ya varios días que nos consta que está haciendo una vida completamente normal: va de excursión, conduce habitualmente en motocicleta, se le ha visto realizando y cargando la compra en unos grandes almacenes.

Tenemos dos modos de proceder:

1.- Se llama al Sr. X y se le cantan las 40, él lo niega todo, se habla con el abogado que asesora normalmente a la empresa y éste aconseja contratar los servicios de un detective privado para que le elabore un informe de actividades.

2.- Sin avisar ni dar muestras de conocimiento al Sr. X y tras consultar con el abogado de la empresa se contrata el servicio de una agencia de detectives privados para la constatación veraz de las actividades del trabajador de baja.

Como os podeis imaginar las posibilidades de éxito de una y otra opción son muy diferentes.

Con la primera opción los cursos de acción más probables son que, o bien el trabajador se de de alta en fechas muy próximas, o bien, el trabajador se asesore por algún sindicato que sin duda le aconsejará modificar sus pautas de actuación para dificultar la constatación de sus actividades. Así, las posibilidades de que la investigación acabe en un éxito son bastante más escasas, aunque, por suerte, pocos trabajadores hacen caso al 100% a sus abogados cuando éstos les indican que no salgan de casa.

Por otra parte, sin el aviso previo del empresario, las probabilidades de éxito son muy muy elevadas. Partiendo siempre de la base de que el trabajador está realmente fingiendo el éxito está asegurado.

En resumen, si el trabajador finge una baja y no espera ser investigado, el éxito de la investigación está prácticamente asegurado.

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